Durante el 2024, el Ejército Nacional de Colombia espera entrenar a cerca de 500 hombres en guarnición estratégica del Meta, y así se continúa contribuyendo a la tranquilidad en los territorios.
A la Base Militar de San Martín, en el Meta, son enviados destacados soldados desde distintas zonas del país. La misión que tienen es aprobar el curso de Despeje de Artefactos Explosivos, y para lograrlo deben afrontar un exigente entrenamiento en medio de la vegetación, el barro y el agua.
En el lugar, los militares pasan por pistas donde aplican los protocolos necesarios para la búsqueda, localización y destrucción de explosivos. El más mínimo error es corregido al instante, pues esto podría costarle la vida en una procedimiento real.
El sargento viceprimero Edison Alexánder Yate Torres, del Batallón de Ingenieros de Combate N.° 7 General Carlos Albán Estupiñan, es el jefe del Comité de Explosivos, constantemente repite una frase que escucha con atención el personal en preparación: «El primer error es el último». Se refiere al riesgo que pueden correr si se equivocan al intentar eliminar una amenaza, y agrega: «Los grupos armados ilegales vienen instalando indiscriminadamente artefactos explosivos, afectando, en ocasiones, a las tropas, a la población civil y también activos estratégicos, es por esto que tenemos que entrenarnos bien para contrarrestar el accionar de estos grupos».
Preparados para nuevas amenazas
En San Martín, en lo corrido del presente año se han certificado 69 soldados y se destaca la meta, a diciembre del 2024, de llegar a cerca de 500 hombres entrenados. El curso se hace con elementos tecnológicos para hacerles frente a nuevas modalidades de ataque que se han detectado en las áreas de operación y control territorial.
«Con este personal entrenado, vamos a neutralizar muchas amenazas. Vamos a continuar con esta tarea tan hermosa que es dejar libre de artefactos explosivos nuestras tierras y las fincas de nuestros campesinos», expresó el sargento Yate.
Por su parte, el cabo segundo Jorge Luis Gómez Castro es uno de los suboficiales que está haciendo el curso. El militar hinchó su pecho y dijo: «Ingresé a la institución por vocación y siento satisfacción cuando protejo a los míos, a toda la población. Siempre doy lo mejor para la seguridad de los colombianos, en cualquier parte donde nos necesiten vamos a estar».
NO más artefactos explosivos
Según el Comité de la Cruz Roja Internacional, la presencia, uso y abandono de artefactos explosivos continúa generando múltiples consecuencias humanitarias como el confinamiento, el desplazamiento, las afectaciones psicológicas y la zozobra. Estas secuelas, aunque menos visibles que otros efectos, son igualmente graves porque transforman por completo y de manera profunda la vida de las poblaciones.
Los artefactos explosivos hieren, mutilan o matan de manera indiscriminada. La mayoría de las veces las personas que sobreviven a este tipo de accidentes tienen que soportar amputaciones, múltiples operaciones y largos períodos de rehabilitación física, además de secuelas económicas, sociales y psicológicas que transforman radicalmente sus vidas; por eso, los hombres del Ejército Nacional continúan entrenándose para destruirlos y proteger la vida.