Era muy particular ver a una pareja con un llamativo letrero en el parque Los Fundadores que decía “Bienvenido al Llano Yeyito”, en el arribo de la Travesía Bogotá-Villavicencio.
El señor Arévalo y su señora esperaban a su hermano, que por tercera vez intentaba formar parte de la travesía y que esta vez con éxito había logrado su inscripción.
Su número era el 3.101 y a pesar de que en la llegada pasaban y pasaban ciclistas, ‘Yeyito’ no aparecía.
Arévalo y su esposa se pusieron muy nerviosos y empezaron a tratar de localizarlo vía celular, pero nadie contestaba sus llamadas.
Eso circunstancia hizo que la preocupación aumentara y lo que era un punto de alegría se estaba convirtiendo en un sufrimiento. El señor Arévalo caminaba de un lado para otro, su esposa mantenía el cartel, y pasaban y pasaban ciclistas y Yeyito no aparecía.
Cuando el periodista se acercó a preguntarle no le pusieron cuidado. En ese momento lo único que les cruzaba por su mente era que su hermano apareciera, porque tenían muchos planes para el fin de semana, pero parecía que se estaban diluyendo.
Y de un momento a otro Yeyito apareció, Roger Arévalo salió dentro de un lote grande de ciclistas y a pesar de que no lo esperaban las 20 cámaras y los gritos de reconocimiento sí apareció el letrero que significaba mucho más: “Bienvenido al Llano Yeyito”, su hermano y su cuñada eran su gran público y para él era suficiente.
¿Pero qué pasó Yeyito, por qué te demoraste tanto? – “Había muchísima gente y esto es un paseo y así hay que tomarlo, tuvimos que parar muchas veces, antes de Guayabetal llovió mucho y había que bajar con mucho cuidado”, respondió.
Al final, un abrazo, una sonrisa del señor Arévalo y su esposa cambió todo, las caras de preocupación se fueron y el fin de semana apenas empezaba “somos muy unidos, es mi hermano menor y siempre le hemos dicho Yeyito, con mucho cariño”.
