Esta es la historia de un firmante de paz de Puerto Rico, Meta, que tras dejar las armas en 2016 y habiendo perdido una de sus extremidades como integrante de las Farc, ahora es un campesino que lucha por el desarrollo productivo del campo y por los cambios comprometidos en el Acuerdo de Paz para beneficio de todos los colombianos
Jeison Sneyder Patiño Cabezas, originario de Calamar, Guaviare, apenas era un adolescente de 15 años cuando ingresó a las filas del grupo rebelde y, luego de trasegar durante 16 años por los municipios de La Macarena, San José del Guaviare y Puerto Rico, decidió apostarle a la Paz.
Patiño hacía parte del Frente 40 de las FARC cuando, en medio de los Diálogos de Paz, se trasladó junto con sus compañeros de tropa a la última reunión que definiría el proceso para reincorporarse a la vida civil. En esa travesía por las montañas del Yari en Caquetá piso una mina antipersonal que explotó y le causó la pérdida de su pie izquierdo.
Ni siquiera las secuelas que le dejó la guerra lo hicieron desistir de su nuevo camino y, al reincorporarse a la vida civil, inició estudios profesionales como zootecnista, en una clara muestra de perseverancia, superación personal y amor por el campo.
Jeison Sneyder o simplemente “Jeison”, también es presidente de la Asociación de Productores Agropecuarios del Oriente (ASPRO ORIMETA), y dice estar satisfecho por la labor que desarrolla el Gobierno del Cambio, ya que él y sus asociados esperaron más de ocho años por la entrega de tierras, que finalmente se cumplió, pues la Agencia Nacional de Tierras les entregó cerca de 1.000 hectáreas para sembrar alimentos y hacer realidad sus sueños.
“Gracias a la excelente gestión de la Agencia Nacional de Tierras y del director Felipe Harman, junto a 61 asociados de Puerto Rico, Meta, nos beneficiamos de las tierras que nos entregaron el 24 de julio del presente año”, dice Jeison con evidente satisfacción y una mirada visionaria que seguro le traerá prosperidad para su familia y la de toda su comunidad.
Allí, día a día, trabajan en la siembra de sandía y piña; y gracias a estas tierras y su amplio conocimiento como agricultores, ahora tienen un proyecto de vida por el cual trabajan en conjunto.
“No me siento acomplejado, ni menos que nadie, ni incapaz de hacer cosas por tener esta discapacidad. Todo lo contrario: siempre estoy en formación y quiero seguir avanzando, soy una persona luchadora, que quiere cambios personales y me siento feliz de estar trabajando en estas tierras porque me encanta el campo; me he adaptado muy bien al ejercicio de la agricultura aquí”, señala Patiño.
Jeison también reconoce que la Reforma Agraria es una excelente propuesta: “El campo es esencial por ser el pilar principal donde se cultiva la comida para las ciudades, y la Reforma Rural Integral le está apostando a la seguridad alimentaria del país para que seamos autosostenibles”.
En medio de su nueva vida y junto al colectivo ASPRO ORIMETA, Jeison invita a estudiar el Acuerdo de Paz, y dice que fue hecho para todos los colombianos. Asegura que su lucha es ahora la de ver convertidos en realidad todos los cambios que, desde dicho documento, son compromiso de las partes para impulsar el desarrollo productivo del país. En lo corrido del Gobierno Petro 1.415 firmantes de paz de 13 departamentos y 18 municipios han sido beneficiarios de la entrega de 11867,3569 hectáreas en toda Colombia. Este Gobierno le ha apostado a la entrega de tierras para cientos de personas en proceso de reincorporación que le dijeron si a la Paz y ahora son campesinos que, junto a sus familias, se dedican a la producción de alimentos y son parte del tejido social de los territorios.
